dimanche, juillet 09, 2006

Instantes

Somos instantes, momentos que recorren las manecillas del reloj a tiempo y destiempo. Instantes donde todo comienza en tus labios, instantes donde pronuncio tu nombre y que al hacerlo deletreo mi destino. Instantes en que entendemos que el soñar es saber, donde el pensar es hablar donde tocarte es la eternidad.

Somos instantes de una vida sin muerte, somos instantes en impacientes y hermosos instantes donde pintamos a la vida antes de que esta misma nos destiña. Instantes donde los colores dan forma a los sentimientos, somos instantes, eternos instantes.

Porque si de amarte se trata,
que no descanse mi alma
que nunca lo dejaré de hacer.




Para ti.
Te amo Sylvia.

samedi, juillet 01, 2006

Lo que ayer pense que era el hoy

Me he levantado por la mañana de hoy y he recordado el ayer. No sé, tal vez lo deje ir de mis manos, tal como el ave que no quiere permanecer en tierra por mucho tiempo. Me recuerdo brincando entre los tejados de aluminio, cantando en las calles de mi barrio. Recuerdo a Don Juan mientras cortaba el césped de Doña Inés. Recuerdo el ayer. Recuerdo la brisa del mar en mi rostro, el roce del rocío en mi piel. Recuerdo que el tiempo no se detenia ni para comer. Recuerdo el ayer.

Sigo en mi cama, recordando el ayer. Pero me parece extraño, tambien recuerdo el hoy. Recuerdo estar en mi cama, recordando, imaginando, pensando. Creo que ayer pense que era hoy.

Y LOS AUTORES SE HICIERON PERSONAJES

Me gustaría por comenzar a contarles historias, historias cotidianas de personajes de la calle, del piso de arriba o el de abajo, del vecino de enfrente o la vecina necia. Maestros, estudiantes, comerciantes, artistas, albañiles, estilistas, diseñadores, pintores, taxistas, transportistas, licenciados, arquitectos, físicos, ingenieros, médicos, escritores, mecánicos, gente normal.

Historias preciosas, pequeñas grandes historias de amor, narradas día a día, entre plato y plato, de madrugada y al anochecer. Son historias de amistad, de silencios, de miradas intensas en busca de una razón. Son historias repetidas, de preguntas, incertidumbres, desconocimiento y miedo. Miedo a no saber qué pasará. Miedo a no saber qué hacer ni qué decir. Miedo a no hacer bien las cosas. Son la enciclopedia misma de la vida, repleta de los sentimientos más dispares que podamos imaginar: comedidos, mudos, revueltos, amalgamados, a punto de estallar y hacerse añicos.

Son historias de aprendizaje, cancioneros populares, cuentos de pucheros y cacerolas, cuentos de solemnes atardeceres. Son historias de personajes despistados, olvidadizos, que lo sabían todo y ahora saben menos, que se han perdido en medio de tanto trajín, que "no tienen cabeza", pero sí corazón. Historias entre bastidores, disimuladas, en voz baja, escurridizas, de intriga, que encuentran en el médico la razón de ser contadas, buscando cómo arreglar tan gran apagón de ideas.

¡Qué más da el final de la historia! Lo que importa es escucharla de nuevo, una y otra vez, con versión adaptada de los años veinte, treinta o cuarenta, en blanco y negro o coloreada.

Lo importante de cada historia es vivirla, lo maravilloso es amarla como es hoy y no como fue escrita.

Y es asi que los autores se hicieron personajes, dejando el laberinto de la sinrazón y el del olvido dejando al infinito sin señalizaciones de tráfico, largo camino que no puede hacerse nunca en solitario.

Por eso escibimos, para contarlo. Para luego vivirlo y terminar amando.

De cuando la vida dejo de ser sencilla

Sostenerme en aquellos sencillos
y momentaneos espacios de tiempo,
en lo que a veces se piensa que serán aguas calmas,
en lo que pretende ser un viento que ya no roza la cara,
en la tierra húmeda convertida en el pesar del alma,
un fuego que no cesa pero que no vaga en vano.

Dicen que desde que la nacimos la vida dejó de ser sencilla,
igual que cuando los autores se han convertido en personajes,
igual que cuando un momento puede perderse o perderse para siempre;
como la palabra mas sencilla es la cotidiana que puede llevar a la muerte
una muerte a quien se debe enfrentar sin miedo y adornarla con verdes jades
ostentarla como uno lo hace con su amada, si hay que abrazarla,
hay que tomarla y aceptarla en vida en muerte y en lo cotidiano.

La búsqueda del sentido de las cosas no yace
en un Don Quijote que de la mano con la sin razón
separe al hombre se su sentir, un sentir que no le pertence
apesar de que asi lo crea y no buscar ser amado
sino amar para así llegar a tomarla de la mano.

Si, la vida dejó de ser sencilla
más la muerte siempre lo será.